Un Rayo de Sol

Pues nada, que al final no ganamos, pero si participamos en la Copa. En la zona del Athletic no cabía ni un alfiler, y aunque el domingo no tuviéramos la gabarra, la afición ganó el premio a la más fiel. Finalmente, este sábado tuve las últimas comuniones, fueron también muy bonitas, y los niños lucieron unas grandes sonrisas dignas de un cuadro de Murillo, porque parecían todos ellos angelitos.

El viernes, Bilbao estaba teñido de rojo y blanco, y fueras donde fueras, los colores lo decoraban todo. Pero el calor marcó esa tarde, en Moyua, los termómetros marcaban 39º, en Deusto 36º, el caso es que el rojo marcaba las caras de muchos, y es que con ese golpe de calor, había que tratar mantenerse un poco más al fresco, a la sombra, o sino crearse una sombra aunque fuera artificial.

La tarde de los viernes, y los sábados a la mañana, tengo clase de Máster, así que cuando bajaba a Bilbao, me estaba poniendo un poco mala, por lo que nada más bajarme del metro, fui corriendo a H&M a comprarme un sombrero de paja que ya tenía fichado. En días como estos, intento no olvidarme nunca de la protección solar. Como todos sabemos la piel tiene memoria, y no quiero que en el futuro la mía sufra pesadillas.

Mis ojos son como los de un gato, son de varios colores, o más bien cambian bastante con la luz, y aunque los tengo más oscuros que los de mis hermanas cuando me da la luz son verdes bastante claros, con unas motas amarillas, por lo que si no llevo gafas, tengo que ir con los ojos cerrados, y lo de pegarme un tortazo contra la farola no me llama la atención. Las gafas de sol, también son importantes para los días soleados, pero hay que tener cuidado con las gafas que usamos y que estén preparadas para los rayos UVA.

La protección contra el sol es fundamental, y pensad que incluso con altos niveles de protección solar la piel sigue poniéndose morena aunque haga falta más tiempo, yo os recomiendo no hacer el tonto y protegeros bien.