Singin' in the Rain...

El caso es que ni del pronóstico del tiempo puede uno fiarse. Lo mismo te dicen que va a hacer bueno y cae una lluvia interminable, que sale un sol radiante y a los dos minutos todo se nubla. Es cierto que esto se parece bastante al pueblo de Forks donde Bella se muda (aunque este verano ha hecho muy buen tiempo). En ciertas épocas del año apenas se ve la luz a través de las nubes que acechan con lluvia.

Con todo lo que llueve por aquí a veces pienso que debería ir con un neopreno por la calle en vez de ponerme botas de lluvia y gabardina. A veces, llueve tanto que pienso que me voy a encoger, y pienso: ¡Mira, si encima voy a adelgazar! Pero me doy cuenta de que eso ni por equivocación sucede, más bien son mis pantalones o mis camisetas las que se acaban encogiendo.

Mucha gente se ríe cuando dices: “Hoy no pasa nada, total… llueve para abajo”. A lo que contestan: “¿Y como quieres que llueva sino?”. Cuando vives al lado del mar, y más en el Atlántico, te das cuenta de que el viento es una constante que te acompaña allá donde vayas, por lo que la lluvia acaba siguiendo la dirección del viento, y no sabes muy bien como protegerte del agua que arrecia sin descanso.

En mi casa, la paragüera esta siempre llena de paraguas valga la redundancia. Pero cuando vives hasta con los huesos calados no hay más remedio que intentar ponerlo en suspenso por un rato. Un regalo típico es el paraguas, ya que siempre los necesitas, porque siempre los pierdes, se te olvidan en un lugar, los prestas, o simplemente las varillas a cuenta del viento se rompen.

Y es que los dos primeros días cantas bajo la lluvia y juegas en los charcos, pero cuando lleva un mes lloviendo día sí y día también eliges protegerte de la lluvia, aunque solo sea para protegerte de un posible resfriado. ¡Achús! Ya he empezado mi temporada de catarros 2012-2013, estoy como Gene Kelly cuando filmó esta escena de "Cantándo bajo la lluvia".