Cuento de Hadas en Inditex

Un Príncipe en su corcel blanco vino a salvar a la Princesa que estaba prisionera por la malvada bruja en lo alto de la torre. En realidad esta historia no es así de lo que os iba a contar, excepto puede que por los caballos y que la chica sea la princesa del Imperio Zara. Sí, os hablo de la hija de Amancio Ortega, que se casó el pasado sábado con su hasta ese momento novio/prometido, que desde ese momento pasó a ser su marido. Marta Ortega y Sergio Álvarez Moya (jinete que encabeza el ranking nacional de saltos), se dieron el “sí quiero” en un pazo de la familia Ortega, obviamente en Galicia.

La boda fue sencilla y familiar, una verdadera boda para muchos, ya que la compartieron con las personas más cercanas de la pareja. La boda ha sido discreta, como nos tiene acostumbrada esta familia “noble” que podía haber dado tanto que hablar como la de una de las Casas Reales europeas, o una actriz de cine.

Pero lo que interesa saber es, ¿al final el vestido de novia fue diseñado por Inditex para la princesa de la corona “Zariana”? Al final, el vestido fue un diseño de Narciso Rodríguez. No obstante, no os puedo enseñar como era el traje por completo, solo lo felices que se les veía al orgulloso padre y a su hija en el coche de camino al enlace. El vestido era claro de gasa cortado al bies y bordado y llevaba el pelo recogido.

Como buena heredera al trono, Marta tiene muchas cualidades que no hay que olvidar, y es que conoce el trabajo del imperio desde abajo, ya que pese a ser Licenciada en Administración y Dirección de Empresas, ha trabajado en tienda como cualquiera de los empleados de la casa, para luego ir subiendo, dentro de la compañía hasta que un día sea ella la que dirija el gigante del textil que sigue creciendo, como si lo hubieran plantado con unas habichuelas mágicas. Sergio por su parte, también es hijo de un empresario, pero asturiano, Julio Álvarez Camporro y de Margarita Moya Zamora y es el pequeño de tres hermanos varones.

Desde aquí les deseo que el final de su cuento de hadas sea como los que de pequeña me contaban. ¡Qué sean felices! Y ¡Qué coman “marisco gallego”!