Supongo que a todos siempre nos pasa que tenemos algo en el armario que nos gusta especialmente, una camiseta, un vaquero, unas zapatillas, un bolso o lo que sea.
Es ese tipo de prenda, la que no te importa llevarla un día sí, y otro también. Mi abuelo, por ejemplo, debía de tener unos mocasines verdes de los que no le gustaba separarse porque eran extremadamente cómodos. Recuerdo que mis hermanas los suelen sacar muchas veces a colación cuando hablamos de calzado. Pero es que es cierto, cuando tienes una prenda de ropa que te queda bien y encima te gusta el corte de la misma no te lo quieres quitar.
Pero también hay cosas que se convierten en tus favoritas por otras razones, puede ser porque el origen es especial, por ejemplo, un bolso hecho a mano, un vestido de verano, o lo que sea. En mi caso tengo un cinturón que era de mi padre que me encanta, es muy especial para mi, pero también lo es su origen.
Se trata de un cinturón que tanto la correa como la hebilla han sido compradas por separado. La correa esta hecha por nativos americanos, de cuero con dibujos de montañas y águilas calvas. Por otro lado la hebilla está también hecha a mano, es metálica y tiene un dibujo tallado a mano de un barco con unos delfines, siguiendo la tradición en su producción de lugares tales como Nantucket frente a la costa de Cape Cod en Massachusetts y Newport Rhode Island.
Creo que algunas prendas acaban teniendo quedándose con una parte de nosotros mismos y las acaban haciendo más especiales si cabe.
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