De nuevo llegan las vacaciones, parece que fue ayer cuando
volvía de Navidad. Y ya de nuevo fiesta, es que no sé a veces ni para que
deshago la maleta, creo que por no tener bultos y trastos por la habitación, si
fuera por mi, creo que viviría con la maleta bajo el brazo, ¿la gente se cansa
de conocer sitios nuevos?
Planes, viajes, a la playa, a la montaña, a la ciudad, todo
es posible, y más si vives cerca de tantas posibilidades, o de un aeropuerto
bien conectado que te pueda llevar hasta el fin del mundo. Lo ideal para un
viaje tan breve como los que se pueden en general hacer en estas fechas es ir
con una maleta de mano, ya que si facturas, corres el riesgo de que la pierdan,
o tener que esperar interminables horas en la cinta. Cuando viajo para una
semana, intento viajar, única y exclusivamente con maleta de mano, y mi bolso
por supuesto con el iPad mini cargado de películas y música que hagan el viaje
más breve y entretenido.
Una maleta de mano, tiene bastante más cabida de la que podríamos
sospechar si aprovechamos en condiciones las oportunidades, aunque siempre hay
cosas que no entran en la maleta, como un sombrero de paja que no cabe más
remedio que llevarlo por toda la terminal hasta destino en la cabeza.
Por supuesto, la ropa, como contamos con tan escaso espacio, podemos optar por unos mínimos que se conviertan y se transformen para cada ocasión con muy pocos cambios, como un vestido que dependiendo del calzado o de la chaqueta que usemos se convierta en el noche y el día y que nos permita no escatimar en lujo y estilo.


































