Parece que la cantante Amy Winehouse sigue siendo noticia. Me acuerdo cuando me enteré que había fallecido, estaba en el borde de la playa comiendo un bocadillo con mi hermana, mi madre y Clara, y supe que esa no sería la última noticia que escucharíamos sobre ella. ¿A fin de cuentas no es especial como James Dean o Jimmy Hendrix por haber muerto a los 27 siendo "forever young" y exitosos en todo lo que hicieron en vida?
Amy ha pasado de ser una pobre chica con una gran voz a ser pieza de museo. A mi modo de ver sufrió desde siempre y el ser objetivo público no le ayudó en mucho, y menos con sus adicciones.
Por lo menos por una vez no ha sido noticia por haber dado un espectáculo, o porque hayan salido unas imágenes comprometidas de la cantante; sino porque el vestido blanco con lunares rojos con el que sale en la carátula de su último disco "Back to black" de la diseñadora Disaya Sorakraikitikul, ha sido subastado por la friolera cifra de 50.000 €. El orgulloso poseedor de la prenda no es nada más ni nada menos que La Fundación Museo de la Moda de Santiago de Chile.
Mitch, el padre de la cantante destinará todo el dinero de la venta del vestido para la fundación que lleva con el nombre de su hija, para que otros jóvenes como ella tengan una oportunidad, según él su hija estaría orgullosa del empleo que le va a dar al dinero recaudado.
Es una lástima que haya fallecido una cantante de la talla de Amy. Con todo lo que podría habernos deleitado en el futuro y al menos nos quedará lo que ya cantó.
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